En las fragancias CH casi siempre está latente la ciudad de Nueva York; allí Carolina se reúne con su madre para asistir a sus desfiles de moda. Casada con el torero Miguel Báez, vive entre Madrid y Extremadura y trabaja para la empresa española Puig como directora creativa de House of Fragances Carolina Herrera. Con motivo del lanzamiento de CH Men Privé, una fragancia para el “perfecto seductor; educado, mundano y sofisticado”, concedió esta entrevista a GENTLEMAN.
¿Cómo definiría esta nueva fragancia?
Queríamos que CH Men Privé no se pareciera a nada de lo que ya existe. Tenía que ser una fragancia seductora pero con un toque exclusivo, suntuosa y poderosa al mismo tiempo. Nos llevó casi dos años crearla, un proceso intenso que ha valido la pena. El perfume rinde tributo a la masculinidad a través de los acordes del whisky y del cuero.
¿A qué tipo de hombre va dirigida?
A un hombre con mucho estilo, elegancia y pasión. Un hombre que sabe lo que quiere en la vida, que la disfruta al máximo y que sabe cómo sacarle todo el partido posible. El esmoquin y el descapotable no faltan, por lo menos en la campaña…
El fotógrafo Mario Testino es el creador de la campaña. ¿Cómo transcurrió el trabajo con él?
Trabajar con Mario fue sorprendente y divertido. Verle trabajar es un regalo y ha sido una colaboración de la que me siento muy orgullosa. Escucha, se asegura de que el resultado sea justo lo que necesitamos y no para hasta que sabe a ciencia cierta que esa es la fotografía que quiere. Además, él sabe de manera intuitiva cómo sacar lo mejor de los modelos. También tiene un punto divertido que me encanta.
¿Qué representa para usted trabajar como directora creativa de las fragancias CH en Puig?
Crear una fragancia es una experiencia divertida e inesperada. Cada momento, desde que surge la idea inicial hasta que la fragancia está en el mercado, es único y especial. Comenzando por el diseño del frasco y el cartonaje, continuando con el jugo perfecto y finalizando con la campaña de publicidad ideal. Ese proceso lleva un tiempo de entre uno y dos años en el que no paro de aprender.
¿Cómo se involucró en el mundo de la perfumería? ¿Cómo empezó todo?
Trabajar con mi madre en el mundo de las fragancias fue algo que no había planeado en absoluto. En 1996, mi madre me preguntó si quería colaborar con ella en la creación de la fragancia 212 y, como en ese momento yo vivía en Nueva York, acepté pensando que sería un trabajo temporal y que resultaría interesante y divertido aprender algo nuevo. Después de todos estos años, aquí sigo, feliz de formar parte del equipo de Carolina Herrera Fragancias.
¿Qué ha heredado de su madre y qué piensa que las diferencia totalmente?
Somos muy distintas, aunque compartimos los mismos valores, y creo que son nuestras diferencias las que hacen que nuestra relación funcione. Si fuera un clon suyo no sería interesante. Aprecio y entiendo sus preferencias y ella respeta mi punto de vista. Me apasiona su curiosidad y su elegante forma de ver e interpretar los detalles de cada día. Probablemente ella es más conservadora que yo, pero es tan curiosa sobre todo lo que la rodea que, al final, resulta muy moderna.
Después de haber vivido en diferentes ciudades, ¿qué le atrae de Madrid? ¿Echa de menos New York?
¡Por supuesto que echo de menos Nueva York! Allí pasé mi adolescencia y el periodo de aprendizaje y experimentación con las fragancias. Pero Madrid representa la madurez y me gusta todo de España; además, es el lugar donde mi marido y yo hemos decidido vivir y criar a nuestros hijos, y por eso la adoro.
¿Cuáles son sus placeres en sus momentos de ocio, sus hobbies?
Me gusta ver películas, leer un buen libro o escuchar buena música. También pasar tiempo con mis amigos o ir a una clase de bikram yoga, correr o dar un tranquilo y largo paseo.
En las fragancias masculinas siempre se habla de seducción y elegancia, pero ¿a qué le gusta que huela un hombre?
Personalmente, me encantan las fragancias masculinas amaderadas, sensuales y con un toque floral muy sutil.